El sueño de la razón no sólo produce monstruos

jueves, 12 de abril de 2012

"El despertar" capítulo 2. Días tras días

1.
Hoy la semana alcanza su ocaso esquizofrénico y tan sólo es miércoles.
Al soltarme el pelo se relaja la piel que me tensa la frente, que me cubre el cráneo. Asoma una sonrisa. Siento que todo va bien. Curiosa letra.

Vestí con botas de montaña dos mañanas, y hoy lucía esa falda de flores. Todo se ve más lindo cuando se orienta hacia una conclusión dulce (una muerte victoriosa).
Se oyen los mismos camiones que todas las noches desfilan en procesión por la pasarela bajo mi ventana. El del vidrio cambia de marcha en la curva, frenando el paso ligeramente. Se muestra poderoso al fondo de la calle y arranca decidido hasta el contenedor verde. Allí para en seco. Se deja mirar por los espectadores invisibles que (desde la cama, el sofá, la bañera...) esperamos impacientes su salida de escena.
Quizás ocurra así en todas las pasarelas. Los invitados (ignorantes) han ido a leer , o a echar la siesta, o a comer canapés en el hall. (Inesperadamente) Se encuentran en una silla rodeados por otros espectadores (involuntarios) y juntos esperan que que todo acabe, para poder continuar su libro, reconciliar el sueño o envolver la tapa de huevo hilado en una servilleta. ¡Quién no se acuerda del huevo hilado de vez en cuando! Aunque quizás más antes que ahora.

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