El sueño de la razón no sólo produce monstruos

martes, 27 de noviembre de 2012

"El despertar" capítulo 4. Atemporalidad 1

"Si todos los hombres fuéramos vulnerables por un momento"

Tan sólo por un instante quedamos hasta el último de nosotros desprovistos de cadenas: sin miedo, sin inseguridad, sin egoísmo.

Ocurrió cuando acercaba mi mano al plato lleno de ginguba. De verdad creo que duró un instante, y recuerdo perfectamente que acercaba mi mano porque miraba los dedos hacer contraste sobre el rojo o el marrón del fruto tostado. Describir el color de la ginguba es algo complicadísimo: es como si hubiera perdido toda su rojura pero supieras que la tuvo en otro momento distinto al de hoy; creo que porque mantiene la intensidad. Algo así como un viejo. O como ver algo rojo brillante detrás de una tela casi opaca, que vendría a ser algo así como otro viejo. Ya entonces me quedé pensando en la complejidad del color de la ginguba (¡quién no hubiera hecho lo mismo!) y fue justo en ese instante en el que pasó lo de los hombres. Claro que yo no tuve tiempo de levantar la vista.

Todos se miraron con la inocencia cristalina y sonreían sin pudor. Los hombres de bigote daban abrazos y se hacían pis encima, descontrolado el gozo. Una mujer que ya no creía en la verdad tras las palabras escuchó los versos enfervorecidos de los hombres que no sabían amar. Aquellos que tenían miedo de bailar destrozaron sus zapatos. La pija de mi vecina daba volteretas dejando resbalar sus mocos por las baldosas del pasillo. Los señores estirados se morían de risa, y gritaban palabrotas sin sentido al aire, que a su vez se transformaban en besos que caían sobre las caras ajadas de las mujeres que trabajan detrás de las ventanillas. Te dije que te quiero. Que me encantaría compartir contigo una eternidad, o mil instantes... Tú hablabas, abrazándome como un loco en celo, y te habías olvidado de que tenías esa costra de frialdad que me hace a veces sentirte tan lejos. El pasado no nos pesaba sobre los besos y el futuro dejó de aullarnos despavorido de miedo tras las orejas. Sobre todo el futuro... eso sí que fue distinto, porque mañana nunca más fue importante. 

sábado, 10 de noviembre de 2012

"El despertar" capítulo 2. Días tras días 4

·El color de tu mirada·

El mundo no es subjetivo. Para eso ya estamos nosotros, que interpretamos su ser como crueldad, belleza, injusticia...
Caminé unas horas por las calles de Madrid, y buscando expresar mi borrachera de sensaciones escribí algo así:
Clotidéricos misóntronos par tolos catos. ¡Me sustrigola la astamatría! ¡Dérdicos, políclotos! Cuamofétilo estasódico... Nimo, benta das olacórides, isóstroco de lis. Cuánpito dido miso e lusicómolo poreado. Mapo. Maso. Lirolériroriróoooo...
 Me recorría una boba emoción esdrújula. La información centelleaba. Se había despertado de nuevo mi curiosidad por escenarios que antes pálidos, que antes planos. Me lo explicaba así:

Burbulióricos de mortimo setalan as pezas. Measovedú, tealepá. Y amorriloco vitetro.
Y que si ayer y antes de ayer todo repetido; y que si cuando miras mucho ya no ves... Había una película que no cambiaba de escenario, y al terminar te preguntaban si en la habitación había ventana y no eras capaz de recordar. Aquí el cerebro hace un poco por optimizar y cuando las cosas no sufren grandes alteracione, las cosas desaparecen. Qué atrevimiento... mira que lo más trascente ocurre muy lento, casi parado. Entonces, si quieres entenderlo, te tienes que quedar casi parado tú también. Más o menos eternamente. Así esas cosas que están en movimientos bruscos son las que dejan de existir y comienzas a ver lo otro. Lo de una eternidad parece mucho, pero luego vas y no te das ni cuenta.

Atardecer en Damba María
Hay gente que no ve que atardece...

lunes, 8 de octubre de 2012

"El despertar" capítulo 3. El viaje: Benguela 10

·Funerales·

Pero aún con todo, nunca nos acostumbramos a la muerte.

Viví tan sólo días sueltos de un funeral, que se llega a extender de forma inconcebible para nuestros tiempos occidentales. Asistí al momento de enterrar un cuerpo en el hoyo cavado en la tierra, en un cementerio. Las mujeres lloraban y gritaban exageradamente... algunas penas te desgarraban por dentro. Otras, he de confesar que asomaban en mí algo parecido a la vergüenza. Mi emoción se balanceaba entre la tristeza profunda y la sensación de aistir a una sobre-actuada pieza de teatro. Finalmente pensaba que el dolor salía a borbotones y esa sinceridad pueril contrasta con la discreción de nuestra cultura ante la muerte. Recordaba las pesadas escenas de silencio, la contención de nuestros ritos occidentales.

Esta mañana las personas lloran de veras y no tienen problemas para expresar su dolor. Gritan las mujeres, se brazan. Se me escapa una lágrima y los pelos se erizan tras otro gemido. La pena empapa de gritos el silencio. Un hombre comienza a hablar y las plañideras retroceden hasta quedar en un murmullo. Dice así:
"- Biografía : nació el 13 de septiembre de 1972, en el municipio de Lobito. Estudió primer ciclo con valores académicos medios en la Escuela de Ensino... , de Benguela. No estudió el segundo ciclo. Tuvo dos hijos. Trabajó en las siguientes empresas: .....,....,...., siendo concluidos sus contratos en todas ellas por causa de su afición a la bebida. El día 15 de septiembre de 2012 fue ingresado por esa misma causa en el Hospital de Benguela. Le realizaron análisis y parecía que todo estaba en orden cuando, estando ya en su casa, le dió una fuerte recaída. Murió tras ser hospitalizado por unos días en el Hospital...."
Quedó destripada su vida. Sin secretos de pasado.

También en casa del soba fui convidada a lascelebraciones de un funeral. Ya conté que era un quinto día. Después descubrí que en esa altura se trata de mirar ya hacia los vivos, los que quedan, habiendo enterrado bien a los muertos. Así que durante tres días se disfruta un gran festejo con todos aquellos amigos, familiares que estuvieron a tu lado en los días difíciles. Se derrocha comida y bebida; hay música y bailes. La gente ríe y canta. Muchas familias despellejan sus ahorros en esto... Todos duermen por el suelo, o en la casa. La fiesta dura toda la noche. Hasta el domingo.



Y la foto del fallecido asiste solitaria a su verdadero enterramiento, sin poder hacer ya nada por ser protagonista.

sábado, 29 de septiembre de 2012

"El despertar" capítulo 3. El viaje: Benguela 9


· Surrealismo en Benguela o Cómo un país despierta de una guerra en el S.XXI·

La loca historia del fontanero que sólo tenía que cambiar un grifo y destrozó el baño. 
Con exageración, risas y mucho cariño a Flavio "o canalizador".

Servirá esta historia para ilustrar una reflexión:
Ronronea por mi cabeza... Un país que sufre 27 años de guerra civil, tras otra guerra de casi 15 años para lograr su independencia del colonizador... Angola... debió de quedar descabezado al lograr su independencia, porque perdió a la mayoría de los patrones de sus fábricas, dueños de haciendas, jefes de empresas... especialistas, técnicos... La gran desgracia de la descolonización: el haber sumido a un país en la ignorancia del dominio, del no dejar a sus gentes crecer, confundirse y aprender. La gran desgracia de la descolonización en África.
Después, en el 75 con la independencia, el país entró en un proceso de guerra entre hermanos que destruyó sus manos y sus pies y le dejó el cuerpo entumecido.Y mi pensamiento vuelve a virar... Tampoco fue sólo entre hermanos, corrijo: cada facción era apoyada por un bloque de la Guerra Fría. Sin embargo, no fueron las guerras prolongadas las que acabaron con las fábricas y los medios de producción. No sólo. El tiempo y la ignorancia jugaron su papel certero. Cuando los angoleños quedaron solos, las máquinas se estropeaban y el desconocimiento sobre cómo arreglarlas hacía que cayeran en el olvido. Eso gente aquí hay que ya me lo ha contado. Y si alguien sabía cómo arreglarla, la falta de piezas o la desactualización de los modelos la abocaban al mismo destino. Así cayeron una tras otra las inmensas fábricas de azúcar que en tiempos abastecían a más de medio mundo. 

Flavio el fontanero, o canalizador, fué lanzado a un país en paz en el S.XXI. Imagino que era un país con el pasado destrozado, sin herencia de educación, oficios o conocimientos técnicos tras tantos años dedicados a la guerra. El presente va pasando despacito para algunas cosas, pero el mundo va muy rápido alrededor. Y en Angola hay mucho dinero. Algunas casas usan generadores, que dan luz; el agua llega cada vez a más puntos. Hay grifos, coches, motos, tuberías, contadores... aparatos de radio, lámparas, proyectores, neveras, lavadoras... Flavio cayó en el oficio de fontanero, pero parecía que podía haber caído en cualquier otro.

Fastudo, electricista

En principio, Flavio tiene que colocar una ducha. De momento, sólo funciona el grifo de-probar-el-agua-con-los-pies. Mi perspectiva es ducharme de cuerpo entero, así que encontramos un fontanero que nos recomienda Fastudo, un buen electricista amigo ya.
A partir de ahí, los acotencimientos desembocan en una serie de situaciones absurdas, demoras y explicaciones originales y rocambolescas. Cada tarde abro la puerta de mi casa y camino hasta el baño para encontrarme a Flavio frente a otro nuevo reto: arrancar dos grifos a martillazos, utilizar trozos del palo de mi escoba para bloquear las salidas de agua, colocar un grifo de pulsador a una altura exagerada, ... mortero en el vidé, silicona en el resto del baño... Verlo me hace pensar que no aprendió de nadie, ni en ningún lugar. Llevo poco tiempo aquí y todavía no sé de qué forma se trabaja. Pero poco a poco comprendo que lo que está bien hecho y lo que está mal hecho es internacional. Al menos en tema de fontanería.

Fin de obra

Ya cogemos confianza y algo de criterio para decirle cómo hacer algunas cosas. Nos enfadamos y nos reímos. Sabe que algo mejor lo puede hacer. No tiene ningún método, ya digo que no parece haber aprendido de nadie. Resuelve cada situación como si fuera la primera vez, con una nueva idea.

Y observo día a día personas que han caído en oficios. Unos saben cómo hacer, otros quieren aprender. Otros son tan tangenciales a lo que hacen que parece que al día siguiente les va a tocar otro oficio que desempeñar.


domingo, 9 de septiembre de 2012

"El despertar" capítulo 3. El viaje: Benguela 8

·El desierto de Namibe·

No hay forma de describirlo. Ni el lugar, ni cómo pasamos los días atravesándolo.

El desierto, el cielo y el mar. Respiro hondo recordando. Las dunas son extrañas y suaves. Mágicas. Dibujan un paisaje onírico que emborracha. Siento como si caminara por algún sueño.
Supongo que es lo más parecido a ver el infinito o la nada. Se escapa un poco a mi entender. La arena resbala densamente cuando nos sentamos al borde de la cara oculta de la duna. Tacto y vista no concuerdan. Y hay olor a olas. El sol desaparece en el horizonte y entonces el viento se torna frío.

Bahía dos Tigres

Controlamos las mareas para salir con bajamar: no hay otra manera de atravesar la Bahía dos Tigres. Hace unas horas ya tuvimos que dar la vuelta porque el agua cubría el estrecho espacio entre las dunas y el mar. Quedaron los tres coches encallados en la arena por unos minutos. Todos sentimos una emoción  esquizofrénica entre el miedo, la fascinación y la atracción por lo bello y por lo peligroso. A la mañana siguiente teníamos que partir nunca después de las 9. Por fin acampamos de día. Un pie, otro pie, un pie... subo... no quiero mirar atrás, hacia el mar, hasta que no llegue a la cima. Pero lo que se descubre delante de mí es todavía más espectacular, porque jamás lo vieron mis ojos.

Bahía dos Tigres. Autor Joao Carrera. Edición Elvira López Vallés

Es ese infinito, esa nada de la que hablaba. Ese extraño ritmo, esa incomprensible textura. Una duna, tan distintinta de la otra y rodeada de otras mil tan diferentes;,formando en conjunto una armonía perfecta. Es místico, es puro... no alcanzo a hablarlo.

Salimos puntuales tras una noche larga de locuras de luna llena. Vemos focas, cangrejos (¡millones!) y compartimos carrera contra un chacal. Ya nos rondaron otras noches... 
La adrenalina nos sacude efervescente. El camino llega a tener no más de 4 metros. La marea acecha como un precipicio. Todos estamos sintiendo el peligro y la seguridad, a bocanadas intermitentes, y reímos por eso.

Marea baja en Bahía dos Tigres

martes, 28 de agosto de 2012

"El despertar" capítulo 3. El viaje: Benguela 7

·Alberto Daniel Sico y sus botellas·

Hace dos semanas un hombre está apoyado sobre la pared del Centro. Contra la pintura amarillenta una figura negra de pelo blanco. Otro contraste en el país de los contrastes. Camina unos pasos con sus piernas abiertas, pasitos cortos. Es Cota Alberto Daniel Sico, artesano. Cota porque tiene ya una edad que merece ese respeto. Artesano porque sus manos hablan de los años sujetando unas varillas de metal, deslizando Jesucristos sin bracitos en el interior de una botella. Y después un arbolito. Y una escalera. Y el resto de la cruz con los bracitos de Jesús. Todo encolado. Y no rompe la botella ni nada.

Cota Alberto en la puerta de su casa. Damba María

Su casa está al otro lado de Damba María, junto a la explanada de la carretera. Por el camino más corto cruzamos entre las casas de barro con mamás por todos lados sentadas, haciendo su colada, y con niños que juegan y gritan mulata, y algunas veces chinese.

Taller en casa de Cota Alberto. Damba María

 Dentro, en una de las cuatro esquinas de la casa, una mesita con sus herramientas: varillas de metal, pegamento, pinturas en botellas de plástico cortadas... todo salpicado de gotitas de colores y tiempo. Está agachado y nos alcanza alguna de sus botellas, y vemos su pequeña creación. Y no rompe las botellas ni nada. Mañana viene al Centro y nos muestra.

Mañana ya es hoy. Llegamos siempre diez minutos tarde pero él parece que pasó la noche haciendo contraste sobre la misma pared del Centro. Trae con él sus herramientas. Ahora ya estamos sentados sobre el cemento y apoya un molde con la forma de Jesús rebañada de aceite de cocina. Mezcla el yeso pacientemente en un botecito y después cubre el molde, que rebosa sin complejos por los cuatro costados. Esto queda aquí secándose.



Nos hemos movido al interior de una sala y sobre la mesa apoya la garrafa de cristal. Aprendió de un hombre sueco. Su padre trabajaba construyendo las vías del tren. No quedan ya más que hagan ahora de esas botellas que él vende en la ciudad, en algunos lugares. A veces va a la ciudad a buscar garrafas de cristal de los contenedores de los bares. Ahora vive solo ya... murió su mujer. Sus hijos no quieren aprender. Se ríe.Asisto emocionada a los tres días de creación de un pequeño mundo casi infantil, si no fuera porque hay un señor crucificado y algo de sangre. O quizás por eso.
Es hoy ya el tercer día. Coloca la escalera que apoya tras la cruz pinchando una vez más la maderita que introduce confiado en la botella. Corta un corchito a ras que cristaliza la escena ya por siempre. Y se ríe una vez más como diciendo: -"¡No corto la botella!"



lunes, 20 de agosto de 2012

"El despertar" capítulo 3. El viaje: Benguela 6

El 31 de agosto son las elecciones nacionales de Angola.

Propaganda electoral del MPLA. Visto en Dombe Grande

Aquí va mi percepción, forjada a través de la observación, las preguntas y la lectura.
Son unas elecciones libres... o mejor dicho "libres". Libres (sin comillas) porque hay varios partidos de diferente ideología, independientes; las personas tienen libertad de voto y no existe ningún tipo de presión por parte de grupos violentos. Los esfuerzos en la campaña electoral por captar votos se hacen sentir en cada calle en obras, en cada colegio abierto, en cada partido de fútbol gratuito en el Estadio... En los medios de comunicación existe una franja horaria o escrita para cada partido, que tiene sus minutitos o líneas para la campaña. Todos los programas electorales son accesibles. Pero, claro, el partido en el poder ocupa las noticias, como bien ocurre en España, con sus obras por el pueblo a última hora, tratando de cumplir promesas realizadas en las anteriores elecciones de 2008.
Pero se transforman así en "libres" por lo difícil de un cambio de gobierno tras más de 30 años en el poder del MPLA (Movimiento por la Liberación de Angola , con su presidente Bento dos Santos a la cabeza. En algunos aspectos (algunos) creo que es lo mismo que nos ocurre en España, sólo que en vez de un partido, tenemos dos. Trataré de explicar la complejidad que encierra este cambio.

Rotonda con publicidad electoral del MPLA tendida al sol. Benguela

Aquí sólo se vota al partido que gobierna la nación. Éste elige a los gobernadores provinciales, a los municipales, a los coordinadores de barrios y a los jefes de sectores. (Por cierto, estos últimos órganos permiten que las necesidades del pueblo puedan ser transmitidas hasta esferas de gobierno superiores, a través de una estructura piramidal. Se reúnen semanalmente con una representación del municipio.)
Retomando el tema principal: el MPLA lleva 37 años en el gobierno, pero tan sólo hace 10 años que terminó aquí la guerra civil. Esta guerra destruyó las infraestructuras físicas, sociales, económicas y políticas. Arrasó con ellas. Y la sucesión de tantos años de guerra (antes del 75 contra el dominio colonial por la independencia) casi ha dejado al país sin pasado, sin herencia y sin raíces. Y esto hace que todo se tenga que construir casi desde cero. Y así es como han estado haciendo estos últimos 10 años con las instituciones públicas. Bajo mi punto de vista es muy complicado que otro partido recoja ahora el testigo de la ardua trayectoria emprendida por esta reconstrucción. No sé si el frágil equilibrio en el aún se encuentran sobreviviría a un cambio de gobierno, que como he dicho implicaría un cambio en toda la estructura piramidal, que afecta a mucha mucha gente. Tienen cogido al país por sus partes nobles, hablando en plata. Y que me perdone mi madre.

Mujer y niños jugando con propaganda del MPLA. Dombe Grande

Así que veremos lo que pasa en ese día 31, siendo todos conscientes (aquí mucho y con un espíritu bien crítico) que no se va a producir un cambio de partido. Mientras tanto, el país se hace grande a un ritmo apabullante; y yo cada día me sorprendo más de lo poco que sabemos de esto en España... Cuando nos den la patada en el culo nos quedaremos con cara de bobalicones y seguiremos sin aprender nada. Como siempre.

domingo, 5 de agosto de 2012

"El despertar" capítulo 3. El viaje: Benguela 5

Me senté a tomar una Cuca (cerveza nacional) en una mesita de esa cantina que veía al pasar hacia casa de Ana. Normalmente los blancos van a otros lugares aquí, sitios que reproducen bares europeos a los que ya odiaba entrar cuando vivía en España. Yo los llamo "los lugares sin alma". En este patio me siento cómoda y me entran ganas de escribir...
"Cada vez me gusta más Benguela. En un principio, las motos y obras a medio hacer llamaban tanto mi atención que sentía algo hostil. Ahora me acostumbro a estas rutinas y comienzo a ver más profundo. Ya me pasó en otro lugares: los primeros días los rincones aún no tienen significado y una mirada global hace sentir el lugar desconocido y carente de significado.
Ahora veo árboles por todas partes, lojas (tiendas), mujeres vendiendo cualquier cosa que quizás pueda comer, envueltas en sus paños tan bonitos de colores. Empiezo a conocer lugares mágicos, patios en las casas tan bellas en los que con cuatro mesas y un pequeño puesto de chapa montan un bar. Ahora estoy sentada en uno de esos lugares..."

Pequeña cantina en el patio de una casa. Benguela


En ese momento tres mujeres de uniforme que están sentadas junto a mí me invitan a compartir la cerveza con ellas. Me siento en su mesa. Me preguntan mil cosas, hablamos. Una conversación muy agradable. Me explican sobre su trabajo. Nos reímos mucho con tonterías. En un momento de la conversación me preguntan si tengo enamorado (novio) y si no me importaría encontrar uno aquí. Respondo que nunca se sabe. Nos reímos. Y entonces me preguntan si no me importaría que fuera angolano, que fuera negro. Las miro extrañada y digo que no. Abren mucho los ojos y vuelven a inquerir: -"Entonces, ¿no eres racista?".
Me llora un poquito el alma. Bebemos otra Cuca, a la que me invitan. Hablamos de otras cosas. Y me vuelvo a casa avergonzada de mi color de piel...

Qué distinción tan errada es la del color de la piel... ¿Cómo hemos podido caer en algo tan arbitrario, tan prepotente, tan injusto? No somos conscientes de la cantidad de prejuicios que asociamos a algo tan externo, como en otra época fue el ser pelirrojo, albino o mujer... Me remueve las entrañas, me damos asco. Me hace sentir una confusión extraña, una incomprensión profunda. No encuentro escusa. Ni la educación recibida... ¡Basta ya de no repensar lo aprendido!
Lo diferente nos aterra. Hemos forjado durante siglos el miedo a lo desconocido, que excusamos con la prudencia, que explicamos a nuestro entendimiento como "algo justificado y necesario". Pero ¿qué es lo desconocido sino lo que nos falta por aprender? Así que, por culpa de ese miedo y desprovistos de curiosidad de los pies a la cabeza,nos erguimos orgullosos en nuestra ignorancia, capitaneando un barco de papel y ciegos al mundo inmenso.
Y otro mal endémico que nos pudre: la inercia. La inercia de la costumbre, del "qué dirán", de la educación, del miedo... la inercia de no replantearnos aquello que nos enseñaron y creemos como cierto.



sábado, 28 de julio de 2012

"El despertar" capítulo 3. El viaje: Benguela 4

Algunas rutinas cambian casi sin que me dé cuenta. Pienso con firmeza que el ser humano es relativo e inmensamente adaptable, y que podemos trazar nuestra nueva línea de equilibrio a un nivel incluso que antes pudimos considerar insoportable, como ocurre ante la enfermedad o la guerra...

Adaptarse a Benguela no es comparable con esos extremos en absoluto, pero supone trazar esta línea en otro lugar también. Y es un paso que se da con naturalidad, sin echar en falta el modo de vida que allá llevaba; pero puedo pararme a pensar en ello y descubrirme ante mis nuevas rutinas con alguna risa que otra:

- En los vuelos regionales las maletas quedan junto al avión. Cuando pasas junto al montón de bultos, tienes que señalar el tuyo, porque si no, no lo suben.


- No tenemos agua caliente. Aquí es invierno y por la noche estamos a unos 18º. La ducha mañanera es un petardo a cualquier recuerdo del calorcito de la cama. 
- Tiramos el papel higiénico en una papelera que hay siempre junto a la taza. La red de saneamiento y yo aún no hemos tenido el placer de conocernos. No sé si existirá alguna tubería por debajo de la tierra... Bueno, exagero porque llega agua corriente a las casas. En la ciudad, claro. Y no, la papelera no huele mal y tampoco está llena de moscas. Se limpia todos los días. (Esta es una duda que me transmitió mi madre con espanto cuando le comuniqué las costumbres asociadas a tener un pozo negro.)
Los patios interiores de las preciosas y decadentes casas coloniales están bombardeados por las antiguas y las actuales tapas de registro.
- La gasolina tiene plomo, claro. Como en cualquier lugar fuera de Europa. Y cuando ruge una moto a tu lado te llega un aroma metálico que da mucha cosica. En relación a los vehículos y su conducción también es importante saber que puedes adelantar indistintamente por la derecha y por la izquierda, haya carril o no. Creo que para que te den el carnet de moto sólo hay que pedirlo.
- Los gatos aquí dan miedo porque son cosa de brujería. Y la verdad es que la gata de Ana está como las maracas de Machín, aunque es tremendamente cariñosa. Hace acrobacias imposibles persiguiendo su propio rabo. Y sabe abrir las cuatro patas mucho y a la vez, suspendida en la contraventana con la cabeza peligrosamente hacia atrás.
- Hay niños sin parar. Niños que brincan, trepan por los árboles, niños que te señalan y te dicen "mamá". Niños muy listos y educados que te llevan a casa del soba (coordinador y lider espiritual del barrio) cuando te pierdes entre las casas de barro y bloque.


- Las personas en la administración, funcionarios y políticos, te atienden y escuchan. Aunque esto no debe ser muy normal, por ahora sólo puedo recoger buenas impresiones de la gente de organismos públicos.
- Todas las mujeres trabajan. Como el acceso a bienes es muy complicado por las malas condiciones en que han estado las vías de comunicación, pueden recorren kilómetros para abastecerse de fruta y verdura que luego venden por las calles. O comprar pan y dar la vuelta a la esquina para venderlo un poquitico más caro. Cualquier cosa que les permita sacar unas kuanzas (moneda de Angola).


- Las personas sonríen y saludan. Son amables y educadas.
- Lo he visto un par de veces con mis propios ojos y me confirman que es lo normal, al menos en Benguela: las fotos de boda se hacen en la hierbecica de las rotondas, ahí con todos los coches y motos dando vueltas.
- La moto se limpia en marcha. Lo que viene a ser la llanta. Mientras conduces miras hacia atrás contorneando la cintura y acercas un trapo a la rueda. Como da vueltas muy rápido, la llanta se limpia muy rápido también. Tú que vas en el coche de detrás te cagas de miedo, porque si fueras tú quien lleva ese trapo ya estarías estampado contra un árbol, un pèatón o otro motorista limpiando su moto. Aún no he logrado fotografiar esta escena, pero para los incrédulos prometo colgar una foto pronto.
- Los funerales duran una semana. Ayer fui al 5º día de uno. Llegó toda la familia, en torno a unas 60 personas, y montaron un fiestón estupendo. Cocinamos todas juntas con grandes pucheros; había música, bebidas... la gente se queda a dormir hasta el domingo, para acompañar a las personas cercanas. Se trata de una fiesta de agradecimiento a todos aquellos que han estado a tu lado apoyándote en los momentos duros. Me emocionó.

sábado, 21 de julio de 2012

"El despertar" capítulo 3. El viaje: Benguela 3

·Damba María y nuestro trabajo·

Estoy en casa de Ana, con mis dedos índice y pulgar ampollados de una quemadura mañanera. Esto no tiene nada que ver con nuevas vivencias en Angola: tanto aquí como en España, coger un cazo de metal con leche hirviendo con los dedicos desnudos, tiene las mismas consecuencias. Eso sí, para curarlo (os vais a reír mucho, sobre todo la doctora Letamendi) aparte de meterlo en agua fría durante 30 minutos, me estoy agarrando el lóbulo de la oreja. Parece que alguien en Brasil dijo que así no salían ampollas (no os preocupéis que si no funciona me daré crema.)
Trabajamos en Damba María, que es un barrio pesquero a unos 9 kilómetros al norte de Benguela. La entrada desde la carretera te obliga a un giro imposible cruzando las vías del tren (uno de las pocas líneas que están en funcionamiento en Angola) para después saltar a un suelo de arena desconchada que tamiza todo el barrio.
El centro comunitario está a un lado del barrio. Allí tenemos la sede de la fundación, nuestra base de operaciones. He recorrido el barrio un par de veces y sólo quiero aprender a decir en portugués "¡no soy un marciano!". Aunque es verdad que yo también voy mirando todo como si paseara por Raticulín. Casas de adobe, alguna barbería, alguna tiendita informal con chucherías y jabón... se puede adivinar que existe algún artesano, pero muy pocos. Pasa a veces el heladero con una moto al ritmo de una música que le identifica por cualquier parte. Por ahora no descubro más sonidos que éste, el de los niños jugando y riendo, y, ya en Benguela, los coches. Y motos, muchas motos. Otro día hablaré de la música que se escucha aquí normalmente. Todavía me tiene perpleja y confío en encontrar otro estilo que me reconcilie con el folclore angolano. Por ahora casi puedo afirmar con certeza que están todos sordos.

Mujeres salando pescado junto a la playa de Damba María
Hace dos días visité al director de una escuela al norte del barrio, un rastafari majetón que me preguntaba muchas cosas. Me gustó mucho la curiosidad que albergaba. Terminamos hablando de música: él canta reggae. Quedamos en que me enseñaría el lugar donde ensayan.

Tenemos abiertas varias líneas de trabajo. Una de ellas es la de higiene y saneamiento, nuestra acción3, y estamos diseñando una serie de actividades para sensibilizar sobre la relación entre basura y enfermedades, realizar identificación de lugares de acumulación de porquería, realizar campañas de limpieza posterior y terminar con algún tipo de reciclaje.
Basura junto a la Damba./ Pescado salándose a l sol
 Comemos algunos días junto al Centro Comunitario, en un pequeño puestecito que veréis en la foto. Dona Margarida nos prepara unos días rabas de calamar duras como una piedra, otros días un guisado muy rico con patatica y pimiento, otros días carne de vaca, que es más cara. Es un sitio barato, bonito y musicado por el ritmo estruendoso de un generador. Éste es otro sonido al que me voy acostumbrando, porque la luz se esfuma muchas veces, y es normal contar en casa con un aparatejo de estos para poder ver las cucarachas. Bueno, para mí este es el objetivo prioritario. Por ahora sólo me he encontrado cara a antenas con una y... oye, he visto pájaros del mismo tamaño. Lo de pisarlas no es una opción.


Ana y Cris a en el puestico junto al Centro Comunitario. Damba María

martes, 17 de julio de 2012

"El despertar" capítulo 3. El viaje: Benguela 2

· La curiosidad·

Mis ojos se alimentan de imágenes nunca vistas. Por ahora el desconocimiento del idioma y de tantas otras cosas me relegan a ser un par de retinas con orejas que sonríen sin parar.
Es domingo en la mañana y camino por la playa hacia el norte. Enseguida acaban las construcciones de ladrillo revocado para dar paso a otras de barro, que perfilan la playa y vomitan personitas entretenidas con sus quehaceres. Paseo por la orilla y niños, jóvenes y mujeres no pueden evitar mirarme. No se ve más blanco que yo contra la arena. Sonrío y saludo mucho. Recibo sonrisas y más saludos.

Niños junto a la playa. Benguela

Paso barcas coloreadas bajo la mugre, un hombre dormido con un traje viejo, tres niños que se persiguen envueltos en camisetas gigantes. Llego hasta un grupo de mujeres que, tras una embarcación volcada, lavan sus ropas en baldes espumosos. Algunas también lavan sus cuerpos con grandes tetonas colgantes o lavan a los pequeños o se frotan la piel con una piedra. Pienso que, como no tengo lavadora en casa, podría venir aquí algún día. Miramos la escena extraña. Ellos a mí y yo a ellos. Me acerco y me siento entre dos lavanderas. Pregunto si molesto y parece que no. Explico que es mi segundo día en Benguela, que no conozco mucha gente y que prefiero mirar el mar en compañía. Nos reímos y nos entendemos a duras penas en 4 ó 5 conversaciones que tratamos de llevar. Pasa un rato largo. Estoy muy cómoda y me hago un cigarro. Aquí es muy raro ver una mujer fumar; creo que se asocia a algo negativo, socialmente feo. Pero yo soy extranjera y estoy eximida de algunos prejuicios con los que envuelven a los angoleños (a costa de seguramente estar embadurnada de los prejuicios contra los blancos que bien nos los hemos ganado...). Enciendo mi cigarro. Me rodean de súbito niños y mujeres. Me levanto , les digo que fumar es malo, jejeje, que ya lo sé... bromeamos. Les explico cómo lío uno y les vuelvo a decir que es malo.  Una mujer arrugada me pide un calada. Fuma, fumo. Me vuelve a pedir y hago un cucurucho con una hoja de mi libreta y le meto filtros, tabaco y papel.

Miro hacia el interior del barrio. Las chabolas conforman  un territorio desconocido e infranqueble, como cuando eres incapaz de imaginar los laterales de los sueños. Quiero entrar. Una mujer me acompaña por las calles hasta un mercado. No estoy lejos de casa.

Mercado. Barrio de Benguela
En el mercado los mismos productos que he visto todos estos días. Me extraña profundamente la poca variedad de alimentos que tienen aquí: huevos, maíz, pez secado, plátanos... no mucho más. Y una pasta omnipresente que se llama Funge o pirao, hecha con harina de mandioca o maíz. Y que no sabe a nada. Todavía.

Posando en el barrio. Benguela

domingo, 15 de julio de 2012

"El despertar" capítulo 3. El viaje: Benguela 1

·Primeras impresiones·

Puedo comenzar a narrar este lugar describiendo mi llegada, recordando cada momento, hablando de las diferencias con lo que conozco hasta ayer... pero tendría que realizar un esfuerzo innecesario, algo artificial, creo.
Ahora suena Joan Manuel Serrat con "Aquellas pequenhas cosas" y no puede ser mejor banda sonora. Empezaré con esas pequenhas cosas que me han sorprendido.

Vi pájaros desmembrados a lo largo de toda la playa: un ala, una cabeza, un cuerpo... caminaba descalza con cuidado mientras se ponía el sol (anarajado, precioso, gigante) tras unas formaciones terrosas de grietas verticales (ahora suena Tom Waits).

Playa San Antonio (Angola)

El piso en el que voy a vivir cuesta 700$ al mes, y por lo que me dicen, aquí es barato; el pan de molde 6$; el tabaco 1$. Echar gasolina es un acto social y la gente dedica un buen rato a hacer fila hasta que llega su turno. Entonces llenan varias garrafas y charlan. El resto esperamos.
La gente de la cooperación y los trabajadores portugueses han recreado su pequenho mundo europeo, y van de un bar a otro bebiendo canhas. Quizás me sorprenda más adelante, pero creo que en una cerveza he logrado trazar un esbozo mental de lo que es su vida aquí. Y pienso que no va a ser la mía.
La gente no pide dinero por la calle, nadie te aborda. No siento ni tan siquiera que me observen.
Benguela tiene calles anchas y casitas coloniales bajas que parecen cuadros viejos. Los edificios más icónicos han salido de alguna ciudad de Los Ángeles de los anhos 60. No hay enhes en el teclado, pero acabo de pensar que puedo poner un acento "~"a una n... ahí va: ñ.
Las calles no están especialmente sucias, o al menos no es esto lo que ha llamado mi atención, que sí lo ha hecho la cantidad de material de obra que hay repartido por todos lados. Los árboles tienen troncos muy muy altos.

Benguela (Angola)

El fontanero que ha venido a casa para lograr que saliera agua por la ducha, que funcionara el wáter y que tragara el baño, me ha preguntado si estaba casada y con hijos. Y si estaba enamorada. Cuánto tiempo perdemos en España... No se creía que pudiera levantar una pared con mis propias manos. Aunque no lo he hecho nunca, no tengo dudas de que sabré hacerlo, así que para no sacarle de su asombro no lo he desmentido.
Aquí es invierno y refresca algo de noche, pero ahora estoy en una linda casa que parece cubana, con todas sus ventanas abiertas y no tengo frío. Anoche dormí ya aquí, con una mosquitera sobre la cama, y no agobia ni nada. Tenía mis dudas al respecto.

Hay mucha gente. Las mujeres llevan baldas sobre sus cabezas con plátanos o ropas. Hoy vi  a una que portaba su bolso de imitación sobre la cabeza, y me dio risa. Luego pensé que era una muy buena idea para caminar con las manos libres y que no me importaría aprender a hacerlo.
Creo que mañana iré a desayunar a un lugar junto a casa de Ana al que va gente negra. Ana es una portuguesa que me acoge hasta que mi casa esté a punto.

Benguela

miércoles, 20 de junio de 2012

"El despertar" capítulo 2. Días tras días

Pensé, aun con los altibajos que me hacen dudar de mi norte, que encontraría un trabajo de esos que te pagan que me permitiría tener suficiente tiempo para dedicarme a mis pasiones. Quizás lo ideal es poder vivir de mis pasiones... o quizás no. El caso es que por ahora no es posible.

Siempre los procesos son lentos para mí ( o me resultan largos por mi impaciencia). Voy aprendiendo y al mirar hacia atrás se me hace mucho más sencillo conectar los puntos de la historia, descifrar el sentido de mis pasos.
Al final me doy cuenta de que estoy haciendo lo que me había planteado, aunque en muchos momentos dudo, me tambaleo y no comprendo el porqué de dónde estoy. Porque vivir dentro de la historia de uno no da perspectiva sobre ella. En ciertos momentos en los que se relaja el torbellino de mis días, logro tomar algo de distancia y confirmo que voy trazando una línea hacia donde quiero hacerlo. Eso da fuerzas. Porque a veces sabes que debes hacer esto y lo otro tan sólo motivada por una intuición, una coherencia, unos propósitos o unos compromisos... y en el mundo que me rodea los pinta extraños, ajenos y insuficientes. "Por ahí va una loca idealista... pobre inocente"

domingo, 13 de mayo de 2012

"El despertar" capítulo 2. Días tras días

2.
En el autobús me siento en un lugar que me incomoda un poco. Calzo de nuevo mis ingentes botas de montaña y pienso que no hay sitio suficiente para nosotras tres en el autobús. Y voy de espaldas al recorrido, con lo que las cosas se van, en vez de acercarse. Menos mal que ese niño me ha despertado, sorprendido por cosas interesantes. -"¡Mira mamá! Grande, mediano y pequeño." Y por unos minutos no veo lo que señala. Y me preocupo un poco... Grande, mediano y pequeño. A través del cristal sólo veo motos, una cinta roja y blanca que rodea una zona de obras, ventanas,... Grande, mediano y pequeño... Agudizo la vista hasta el plano de las cosas que ya no miramos. -"¿Dónde está viendo esa relación? ¿Qué le sorprende que yo no logro ver?."
Recuerdo que cuando era pequeña, en el estanco, había tres círculos de distintos tamaños en el techo, y que me había pasado largos ratos pensando en ellos. Las relaciones de tamaño y la identificación de las mismas con personas eran pensamientos sobre los que podía dar muchas vueltas. Papá era el círculo grande, yo el pequeño...
Lo veo al fin. Acabo de encontrarlo. Los árboles. ¡Es verdad! Qué curioso... Hay varios árboles a lo largo de la calle, pero tres de ellos se suceden claramente por tamaño. Grande, mediano y pequeño...
Saco mi cuaderno para tomar nota de todo. Me cambio de asiento y escribo.

jueves, 12 de abril de 2012

"El despertar" capítulo 2. Días tras días

1.
Hoy la semana alcanza su ocaso esquizofrénico y tan sólo es miércoles.
Al soltarme el pelo se relaja la piel que me tensa la frente, que me cubre el cráneo. Asoma una sonrisa. Siento que todo va bien. Curiosa letra.

Vestí con botas de montaña dos mañanas, y hoy lucía esa falda de flores. Todo se ve más lindo cuando se orienta hacia una conclusión dulce (una muerte victoriosa).
Se oyen los mismos camiones que todas las noches desfilan en procesión por la pasarela bajo mi ventana. El del vidrio cambia de marcha en la curva, frenando el paso ligeramente. Se muestra poderoso al fondo de la calle y arranca decidido hasta el contenedor verde. Allí para en seco. Se deja mirar por los espectadores invisibles que (desde la cama, el sofá, la bañera...) esperamos impacientes su salida de escena.
Quizás ocurra así en todas las pasarelas. Los invitados (ignorantes) han ido a leer , o a echar la siesta, o a comer canapés en el hall. (Inesperadamente) Se encuentran en una silla rodeados por otros espectadores (involuntarios) y juntos esperan que que todo acabe, para poder continuar su libro, reconciliar el sueño o envolver la tapa de huevo hilado en una servilleta. ¡Quién no se acuerda del huevo hilado de vez en cuando! Aunque quizás más antes que ahora.

sábado, 3 de marzo de 2012

Lamed, lamer, lamo...

Lamed, lamer, lamo... nunca se lame sin intenciones.
Lamo un helado, lamo tu boca. Lamo el papel de este cigarrillo lento
y tu mirada confiesa que te provoca.
Me lame el gato. Me la metes por la boca.Te la meneas tras la cortina
con la melodía de las gotas.
La mente lamenta la melancolía de las notas. La mentira laminera
laminó su alma en costras.
Lámeme. La même...

domingo, 12 de febrero de 2012

"El despertar" capítulo 1. Lo salvaje

Todo estaba pasando sin mi consentimiento. Los días, el tiempo, los libros, la luz. La emoción hervía en ráfagas inconstantes que emborrachaban a mis sueños. Me levantaba con grandes dudas, interrogantes inconformes, que me hacen aún sudar, algunas noches, de golpe violentamente.
Sabía y no sabía en qué pensar. Sabía de la forma que se saben las cosas cuando te sientas a pensar y piensas. Y a veces una frase lúcida entre tanto espesor. Pero luego la nada. La niebla. Y caminar sin algún sentido, como no tocando con mis pies mis botas. Caminar hacia adelante firme pero sin ver absolutamente nada.

De la forma más casual decidí hacer esa visita. Hacía semanas que tenía otros planes. Incluso había renunciado a un fin de semana en Madrid, con esa gente tan interesante que hablaba de cambiar la sociedad y cosas que me gustan. No, no me podía quedar porque tenía otros planes. Qué fastidio.
Pero ya con las manos sobre el volante, decidí cambiar mi destino. Así, sin más razones que la convicción intuitiva. Y ese pequeño cambio fue la primera letra de otra historia.

Dos días en ese pueblo, de los que no habría grandes líneas que narrar. Un lugar más bien gris; con una gente estupenda, eso sí. Pero no fue lo que pasó allí, ni con quién. Fué lo que se desencadenó dentro de mí. Quizás ese niño y su fuerza detonaran la puerta que bloqueba lo salvaje. De pronto se clareó la espesa niebla y pude ver los barrotes que me rodeaban. Me sentí como un animal enjaulado. Quería echar las manos al suelo y aullar, morder, correr.
Durante un par de noches no logré conciliar el sueño. Consumía cigarrillos hasta el amanecer, tratando de reconocer qué era todo aquello que estaba recordando tan vívidamente y que jamás había vivido. Palabras como "fuerza", "salvaje"... entraban por mis entrañas estirándose y encogiéndose, desgarrando las cadenas de mi mente.

Esa semana se desordenaron todos los astros de mi firmamento, se redibujaron las constelaciones y acaecieron grandes cambios. Si tratara de explicarlo en una imagen, diría que sentí cómo se sacudían los caminos posibles y paralelos de mi existencia y, al concluir el fuerte temblor, quedaban las líneas unas sobre otras, con nuevos puentes tendidos en los cruces; con algo menos de niebla alrededor. Mi sangre cambió de densidad, de temperatura y de velocidad. Me transpasaban (y ahora son parte de mí) rugidos y aullidos. Sin crecer me crecían garras. Lo salvaje atravesaba mis entrañas.
Ante mí, se hacían evidentes los caminos y el presente, casi desnudos. Vi cómo se descascarillaban los prejuicios mamados, los años vividos. Sentí dolor. El dolor de desconocer lo que ocurría y de temer quedarme hundida, despellejándome de mi mundo ya por siempre. Comencé a odiar lo que me rodeaba, a enfurecerme por sus comportamientos, por sus valores, por sus acciones. Comprendí lo importante que importa, y descubrí lo enterrado que había quedado bajo nuestra sociedad.
Vomité conceptos asumidos. Y me quedé en blanco, limpia, con los ojos de un niño. y no saber nada sentí un gran alivio. Tras la incomprensión, el desconocimiento, la rabia y el rechazo, llegó la evidencia y, con ella, la paz. Mientras, en mi interior, crecia lo salvaje.

Tracé un plan, a pura pelea de perros con mi Impaciencia. Librábamos -y aún lo hacemos- ella y yo dolorosas batallas que tambaleaban mis rumbos. Pero nunca he gustado de dejar nada a medias, y Compromiso sentenciaba siempre que debía terminar lo empezado. Impaciencia cedía entonces, rechinando los dientes de pura rabia, e Intuición susurraba que me iría en el momento adecuado.

sábado, 21 de enero de 2012

Papá Moneda


Aterrizando las mentiras
que nos escupís insultantes
noche y día.
Desarrollando la capacidad
de no arrancar, de no patalear,
vuestras cabezas.
Hinchándose por dentro... el lado oscuro.

Todos hacemos que esto es lo normal,
pero de un tiempo atrás no para de aumentar
nuestra paciencia.
Pero a unos pocos no nos lograréis cegar.
Atentos que empezamos a organizar
vuestra caída.
Os destruiremos... desde las entrañas.
Sin tiempo a reaccionar...
Porque sois tan prepotentes
que jamás miraréis a la gente
que creéis que cegáis,
que no sabemos hablar,
hasta el día ... de vuestro funeral.




Firmo un pacto de no consumición
de los bienes innecesarios.
Me comprometo a no ver la televisión,
ni a escuchar los telediarios.
Nunca más compraré en ningún lugar
con música que te taladre la cabeza.
Me esforzaré por no olvidarme de mirar
el "made in" y los materiales de etiquetas.
No me pienso dejar de enfadar
cuando a la gente se le nublen los valores.
Cuando aparece Papá Moneda.... ¡no te dobles!

No me pienso dejar engañar
por sociedades que deciden mis acciones.
Me comprometo a pensar sin parar
y a dedicarle tiempo a mis decisiones.
Cobraré lo justo por trabajar,
ni un duro más ni permitir explotaciones.... ¡esos becarios!
Y un buen olfato que detecte las especulaciones.

No olvidaré que la rentabilidad
se mide con baremos nada materiales.
Aguantaré con mi móvil patatá
hasta que desdibuje las numeraciones.
No necesito que una moda determine
cuando tengo que cambiar mis pantalones.
Reclamaré una nueva sociedad
sin rencores.
Sin rencores.
Sin rencor.

miércoles, 18 de enero de 2012

Sueño 1

Me despierto en mi habitación... mi misma habitación. Las mismas persianas bajadas, el mismo colchón bajo la cama. Igual que hice anoche, recuerdo taponar todos los orificios de los desagües. La primera polilla del calor, del verano, nos visitó anoche. Pronto recorreran las cañerías las primeras cucarachas.
Salgo de mi cuarto, descalza, y veo por el pasillo pequeños excrementos de algún animal, supongo. Regreso a la habitación para calzarme y escucho a través de la pared, en el salón, pinceladas de la historia narrada de algo fantástico ocurrido durante la noche. La respuesta a tantos excrementos.
Calzadas mis zapatillas, las azules, las de reina, voy al salón a escuchar el relato.
Allí me encuentro a dos chicas y aún aparece otra más mientras estoy allá. La mesa a la derecha, llena de trastos. El salón queda iluminado a media persiana. Cambia ligeramente el orden del mobiliario, pero reconozco mi salón. Ellas son las mismas chicas que ayer, en la vida real, trabajaban en el salón con mi compañero de piso. Entre esa mesa tan abarrotada de cosas distingo restos de un desayuno.
Cuentan que en mitad de la noche salieron al baño y, en el pasillo, encontraron una escena increíble: conchas de mar, navajas, mejillones... cientos de crustáceos se desbordaban desde el baño y se arrastraban hacia mi cuarto. Fascinante... pero me asalta la duda de dónde han ido a parar. En mi cuarto no he visto nada al levantarme; pero camino hacia él y enciendo la luz. Todo es muy distintinto. Los rincones están ocultos bajo arena y conchas. Ester está conmigo y me ayuda a barrer: movemos la cama (que se divide en dos). Limpiamos bajo una mesita llena de jarrones con flores, que hay junto a la ventana... es increíble- ¿Cómo ha pasado esto? Por qué... La playa está en frente de casa (esto no es así en la realidad. El contexto se modifica por el de un precioso apartamento que tenía mi abuela frente a la playa). Es un segundo piso, y no entendemos cómo han llegado hasta aquí todos esos bichos.Alguien dice que por la marea baja....