El sueño de la razón no sólo produce monstruos

domingo, 9 de septiembre de 2012

"El despertar" capítulo 3. El viaje: Benguela 8

·El desierto de Namibe·

No hay forma de describirlo. Ni el lugar, ni cómo pasamos los días atravesándolo.

El desierto, el cielo y el mar. Respiro hondo recordando. Las dunas son extrañas y suaves. Mágicas. Dibujan un paisaje onírico que emborracha. Siento como si caminara por algún sueño.
Supongo que es lo más parecido a ver el infinito o la nada. Se escapa un poco a mi entender. La arena resbala densamente cuando nos sentamos al borde de la cara oculta de la duna. Tacto y vista no concuerdan. Y hay olor a olas. El sol desaparece en el horizonte y entonces el viento se torna frío.

Bahía dos Tigres

Controlamos las mareas para salir con bajamar: no hay otra manera de atravesar la Bahía dos Tigres. Hace unas horas ya tuvimos que dar la vuelta porque el agua cubría el estrecho espacio entre las dunas y el mar. Quedaron los tres coches encallados en la arena por unos minutos. Todos sentimos una emoción  esquizofrénica entre el miedo, la fascinación y la atracción por lo bello y por lo peligroso. A la mañana siguiente teníamos que partir nunca después de las 9. Por fin acampamos de día. Un pie, otro pie, un pie... subo... no quiero mirar atrás, hacia el mar, hasta que no llegue a la cima. Pero lo que se descubre delante de mí es todavía más espectacular, porque jamás lo vieron mis ojos.

Bahía dos Tigres. Autor Joao Carrera. Edición Elvira López Vallés

Es ese infinito, esa nada de la que hablaba. Ese extraño ritmo, esa incomprensible textura. Una duna, tan distintinta de la otra y rodeada de otras mil tan diferentes;,formando en conjunto una armonía perfecta. Es místico, es puro... no alcanzo a hablarlo.

Salimos puntuales tras una noche larga de locuras de luna llena. Vemos focas, cangrejos (¡millones!) y compartimos carrera contra un chacal. Ya nos rondaron otras noches... 
La adrenalina nos sacude efervescente. El camino llega a tener no más de 4 metros. La marea acecha como un precipicio. Todos estamos sintiendo el peligro y la seguridad, a bocanadas intermitentes, y reímos por eso.

Marea baja en Bahía dos Tigres

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