El sueño de la razón no sólo produce monstruos

domingo, 15 de julio de 2012

"El despertar" capítulo 3. El viaje: Benguela 1

·Primeras impresiones·

Puedo comenzar a narrar este lugar describiendo mi llegada, recordando cada momento, hablando de las diferencias con lo que conozco hasta ayer... pero tendría que realizar un esfuerzo innecesario, algo artificial, creo.
Ahora suena Joan Manuel Serrat con "Aquellas pequenhas cosas" y no puede ser mejor banda sonora. Empezaré con esas pequenhas cosas que me han sorprendido.

Vi pájaros desmembrados a lo largo de toda la playa: un ala, una cabeza, un cuerpo... caminaba descalza con cuidado mientras se ponía el sol (anarajado, precioso, gigante) tras unas formaciones terrosas de grietas verticales (ahora suena Tom Waits).

Playa San Antonio (Angola)

El piso en el que voy a vivir cuesta 700$ al mes, y por lo que me dicen, aquí es barato; el pan de molde 6$; el tabaco 1$. Echar gasolina es un acto social y la gente dedica un buen rato a hacer fila hasta que llega su turno. Entonces llenan varias garrafas y charlan. El resto esperamos.
La gente de la cooperación y los trabajadores portugueses han recreado su pequenho mundo europeo, y van de un bar a otro bebiendo canhas. Quizás me sorprenda más adelante, pero creo que en una cerveza he logrado trazar un esbozo mental de lo que es su vida aquí. Y pienso que no va a ser la mía.
La gente no pide dinero por la calle, nadie te aborda. No siento ni tan siquiera que me observen.
Benguela tiene calles anchas y casitas coloniales bajas que parecen cuadros viejos. Los edificios más icónicos han salido de alguna ciudad de Los Ángeles de los anhos 60. No hay enhes en el teclado, pero acabo de pensar que puedo poner un acento "~"a una n... ahí va: ñ.
Las calles no están especialmente sucias, o al menos no es esto lo que ha llamado mi atención, que sí lo ha hecho la cantidad de material de obra que hay repartido por todos lados. Los árboles tienen troncos muy muy altos.

Benguela (Angola)

El fontanero que ha venido a casa para lograr que saliera agua por la ducha, que funcionara el wáter y que tragara el baño, me ha preguntado si estaba casada y con hijos. Y si estaba enamorada. Cuánto tiempo perdemos en España... No se creía que pudiera levantar una pared con mis propias manos. Aunque no lo he hecho nunca, no tengo dudas de que sabré hacerlo, así que para no sacarle de su asombro no lo he desmentido.
Aquí es invierno y refresca algo de noche, pero ahora estoy en una linda casa que parece cubana, con todas sus ventanas abiertas y no tengo frío. Anoche dormí ya aquí, con una mosquitera sobre la cama, y no agobia ni nada. Tenía mis dudas al respecto.

Hay mucha gente. Las mujeres llevan baldas sobre sus cabezas con plátanos o ropas. Hoy vi  a una que portaba su bolso de imitación sobre la cabeza, y me dio risa. Luego pensé que era una muy buena idea para caminar con las manos libres y que no me importaría aprender a hacerlo.
Creo que mañana iré a desayunar a un lugar junto a casa de Ana al que va gente negra. Ana es una portuguesa que me acoge hasta que mi casa esté a punto.

Benguela

No hay comentarios:

Publicar un comentario