· Surrealismo en Benguela o Cómo un país despierta de una guerra en el S.XXI·
La loca historia del fontanero que sólo tenía que cambiar un grifo y destrozó el baño.
Con exageración, risas y mucho cariño a Flavio "o canalizador".
Servirá esta historia para ilustrar una reflexión:
Ronronea por mi cabeza... Un país que sufre 27 años de guerra civil, tras otra guerra de casi 15 años para lograr su independencia del colonizador... Angola... debió de quedar descabezado al lograr su independencia, porque perdió a la mayoría de los patrones de sus fábricas, dueños de haciendas, jefes de empresas... especialistas, técnicos... La gran desgracia de la descolonización: el haber sumido a un país en la ignorancia del dominio, del no dejar a sus gentes crecer, confundirse y aprender. La gran desgracia de la descolonización en África.
Después, en el 75 con la independencia, el país entró en un proceso de guerra entre hermanos que destruyó sus manos y sus pies y le dejó el cuerpo entumecido.Y mi pensamiento vuelve a virar... Tampoco fue sólo entre hermanos, corrijo: cada facción era apoyada por un bloque de la Guerra Fría. Sin embargo, no fueron las guerras prolongadas las que acabaron con las fábricas y los medios de producción. No sólo. El tiempo y la ignorancia jugaron su papel certero. Cuando los angoleños quedaron solos, las máquinas se estropeaban y el desconocimiento sobre cómo arreglarlas hacía que cayeran en el olvido. Eso gente aquí hay que ya me lo ha contado. Y si alguien sabía cómo arreglarla, la falta de piezas o la desactualización de los modelos la abocaban al mismo destino. Así cayeron una tras otra las inmensas fábricas de azúcar que en tiempos abastecían a más de medio mundo.
Flavio el fontanero, o canalizador, fué lanzado a un país en paz en el S.XXI. Imagino que era un país con el pasado destrozado, sin herencia de educación, oficios o conocimientos técnicos tras tantos años dedicados a la guerra. El presente va pasando despacito para algunas cosas, pero el mundo va muy rápido alrededor. Y en Angola hay mucho dinero. Algunas casas usan generadores, que dan luz; el agua llega cada vez a más puntos. Hay grifos, coches, motos, tuberías, contadores... aparatos de radio, lámparas, proyectores, neveras, lavadoras... Flavio cayó en el oficio de fontanero, pero parecía que podía haber caído en cualquier otro.
Fastudo, electricista |
En principio, Flavio tiene que colocar una ducha. De momento, sólo funciona el grifo de-probar-el-agua-con-los-pies. Mi perspectiva es ducharme de cuerpo entero, así que encontramos un fontanero que nos recomienda Fastudo, un buen electricista amigo ya.
A partir de ahí, los acotencimientos desembocan en una serie de situaciones absurdas, demoras y explicaciones originales y rocambolescas. Cada tarde abro la puerta de mi casa y camino hasta el baño para encontrarme a Flavio frente a otro nuevo reto: arrancar dos grifos a martillazos, utilizar trozos del palo de mi escoba para bloquear las salidas de agua, colocar un grifo de pulsador a una altura exagerada, ... mortero en el vidé, silicona en el resto del baño... Verlo me hace pensar que no aprendió de nadie, ni en ningún lugar. Llevo poco tiempo aquí y todavía no sé de qué forma se trabaja. Pero poco a poco comprendo que lo que está bien hecho y lo que está mal hecho es internacional. Al menos en tema de fontanería.
Fin de obra |
Ya cogemos confianza y algo de criterio para decirle cómo hacer algunas cosas. Nos enfadamos y nos reímos. Sabe que algo mejor lo puede hacer. No tiene ningún método, ya digo que no parece haber aprendido de nadie. Resuelve cada situación como si fuera la primera vez, con una nueva idea.
Y observo día a día personas que han caído en oficios. Unos saben cómo hacer, otros quieren aprender. Otros son tan tangenciales a lo que hacen que parece que al día siguiente les va a tocar otro oficio que desempeñar.